Semana 3

 

Reflexión #3: La evaluación como proceso. 


La evaluación como se ha planteado en muchas instituciones educativas, incluso en la que laboro actualmente, se considera como la meta o el cumplimiento de todos los objetivos propuestos a lo largo de un periodo académico. Así pues, todo se resume en la pregunta hecha por todos los estudiantes ¿Cuánto saqué?, sin embargo, desde que comencé como docente tenía muy claro que esa nota cuantitativa al final del curso no era lo más importante, y por el contrario lo más importante eran todos los escalones que se tuvieron que superar para llegar allí, independientemente de lo fácil o difícil, lo corto o largo del camino, lo más importante para mi al momento de realizar una evaluación era el proceso.

Más que un evento como tal, narraré a groso modo mi experiencia sobre la evaluación en mi primer año como docente. Al comenzar a laborar  me encontré con un sinfín de contenidos, pues el plan de área para cada periodo académico (10 semanas) agrupaba tres componentes, primero los propuestos por la empresa que era la encargada de crear y evaluar a los estudiantes al final de cada periodo, el segundo, el libro guía que teníamos que abordar y el tercero los contenidos propuestos por el Ministerio de evaluación, en total llegue a contar 25 contenidos para abordar en 4 horas de clase semanal durante 10 semanas.

Para mi tener que encontrar similitudes entre esos tres aspectos fue una tarea caótica, sin embargo, siempre me ponía en la posición de mis estudiantes tener que aprenderse 25 conceptos con todas sus variaciones y aplicaciones en un tiempo récord. Así fue como aparte de replantear el modelo con el que salí de la universidad sobre como planear una clase y seleccionar los conceptos, también tuve que replantear mi forma de evaluar, pues un quiz cada semana tanto para ellos como para mi iba a ser caótico.

Comencé dicha reestructuración con propiciar el trabajo colaborativo, casí el 70% de las actividades que les proponía era en parejas o en grupos, pues siempre he considerado que conversar con otros sobre comprensiones y dudas potencian en gran medida el aprendizaje. Del mismo modo, al momento de planear como debía abordar algún concepto en cada grupo comenzaba con un diagnóstico inicial en el cual incluía expectativas y actividades de interés, este diagnóstico lo hacía a través de juegos tradicionales como concéntrese, stop, alcance la estrella, entre otros.

Posteriormente para el desarrollo de los contenidos, generé relaciones entre ellos con el fin de minimizar su volumen, y así pues propiciar espacios donde el concepto o conceptos a profundizar se vieran aplicados en contextos reales. El desarrollo de las temáticas se hacía a través de 4 pasos, explicación del docente, explicación a través de un video explicativo, y explicación por alguno de los compañeros y desarrollo de un taller corto en parejas, en todos los pasos los estudiantes generaban preguntas sobre lo abordado hasta el momento y obviamente serían respuestas entre ellos o por mí, como docente. Todo lo trabajado hasta este punto lo había denominado evaluación cualitativa (que era un concepto nuevo para ellos)  y  era la que me permitía evaluar qué aspectos hemos debemos de abordar, como abordarlos, como hemos avanzado, que hay que reforzar, para posteriormente llegar a la evaluación sumativa.

Finalmente, para el momento en que tenía que dejar registro en mi planilla de notas buscaba actividades en las cuales los chicos participaran activamente, actividades como hacer un recorrido con los ojos vendados y las instrucciones sobre las direcciones en inglés, hacer un juego interactivo (Kahot) sobre lo trabajado, obras de teatro, entre otras. En ese momento era primordial ver la actitud con la que el estudiante participaba, también el nivel de acercamiento y comprensión de los conceptos y la aplicación de los conceptos a contextos reales.

Al momento de hacer retrospectiva sobre la forma en la que evalué en dicha institución me doy cuenta que superé muchas dificultades, la primera de ellas, romper con el paradigma que  la nota numérica era lo más importante, en segundo lugar, mostrarles que la evaluación no era solo al final de abordar algún concepto, sino que en mis clases la evaluación era constante y formativa y en tercer lugar, reconocer que la actitud con la que se aborda un concepto y  la actitud con la que se les invita a involucrarse es lo que marca la pauta para subir cada escaloncito del aprendizaje.

Desde la virtualidad considero que sí se puede hacer este tipo de evaluación, pero que requiere un alto grado de compromiso por parte de los estudiantes y los docentes. El docente ya no puede proponer actividades memorísticas, sino por el contrario actividades donde los estudiantes puedan comparar, analizar, reflexionar y proponer sobre estos conceptos. Y de igual forma, el estudiante debe reconocer que la nota cuantitativa simplemente es el reflejo del cumplimiento, actitud, perseverancia por comprender un concepto que le servirá para toda la vida.

En la entrevista realizada a Gisell Villegas, administrador de empresas sobre el concepto de evaluación, como evalúa y que la forma en la que usa las herramientas tecnológicas en su proceso de evaluación veo que hay esperanza. Esperanza en dejar de categorizar los estudiantes, de estandarizar los ritmos, conceptos y formas de aprender, de dejar de mostrar la evaluación como la meta, sino como el camino. Pues ella a lo largo de la entrevista manifestó en sus palabras las mismas fases de evaluación que yo apliqué en dicha institución, priorizando siempre al estudiante como sujeto dueño de su proceso y al docente como la persona que le plantea caminos, estrategias y formas para lograr el aprendizaje.

Te invito a que veas la entrevista completa a Gisell Villegas dando clic aquí.



Y a ti ¿Cómo te han evaluado o cómo evalúas?


1 comentario:

  1. Elizabeth, es muy importante lo que dices sobre la evaluación, en la que importa más el proceso que el resultado final o acumulativo, lo que realmente importa es lo que prende el estudiante.

    Tu experiencia siempre fue compleja, contar con tres elementos para integrar en la evaluación, tarea compleja, máxime si se piensa en el aprendizaje de los estudiantes, que es lo que realmente importa en la enseñanza. Creo que sorteaste muy bien esta situación, pues pusiste al servicio del saber el trabajo colaborativo que ayuda tanto, sobre todo a los jóvenes. Igualmente, los pasos que llevas a cabo te permitieron encontrar otro camino. Lo importante es que te apropiaste del rol de docente en la evaluación y tuviste autonomía para asumir este factor determinante de una manera más adecuada.

    Lo que dice Gisell es muy enriquecedor, porque retoma varios de los asuntos que son importante para el tema de la evaluación: que sea continua, que se haga una diagnostica al iniciar, que sea formativa, para acompañar el proceso, y sumativa para dar cuenta del resultado en el aprendizaje. La autoevaluación, la coevaluación y la heteroevaluación aportan porque suman las diferentes miradas de los participantes. El concepto de competencia, articulado en el ser, el saber y el hacer para que el aprendizaje dé cuenta de un proceso global. También muestra una nueva cara de la evaluación como una motivación para el conocimiento.

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